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La mayoría de los viajeros que visitan Sicilia pasan de largo por la costa de Messina, sin saber que se pierden algunas de las comunidades pesqueras más auténticas de Italia. Según datos turísticos regionales, más del 70% de los cruceristas no se aventuran más allá del puerto, dejando sin explorar coloridos muelles y tradiciones centenarias. El desafío está en acceder a estos pueblos trabajadores, donde los horarios giran en torno a la pesca del día y no al turismo. Sin conocimiento local, podrías llegar cuando los barcos están en el mar, encontrar restaurantes cerrados por la siesta o confundir trampas turísticas con trattorias familiares que sirven pescado fresco. Estos descuidos pueden arruinar un tiempo de vacaciones limitado, especialmente para familias o fotógrafos que buscan la luz perfecta al atardecer.

Cómo evitar puertos vacíos: horarios clave
El ritmo de los pueblos pesqueros de Messina sigue dos relojes ancestrales: las mareas y la siesta. En Ganzirri, la primera pesca llega alrededor de las 9 AM, cuando los pescadores nocturnos regresan con pez espada, ideal para ver las subastas mientras tomas un espresso en el Bar del Porto. En cambio, el puerto de Torre Faro se anima al final de la tarde cuando los barcos descargan sardinas para las parrilladas. Muchos visitantes llegan al mediodía, cuando los pueblos parecen desiertos, sin saber que los locales descansan entre la 1 y las 4 PM antes de prepararse para el aperitivo al atardecer. Los viajeros inteligentes sincronizan su visita con el paseo vespertino (passeggiata) alrededor de las 6 PM, cuando los muelles se convierten en centros sociales. Los madrugadores también tienen ventaja: al amanecer, verán pescadores reparando redes en Sant'Agata y panaderías sacando pane cunzatu recién horneado.
Dónde comer mariscos auténticos
Ese restaurante junto al puerto con menú en inglés? Probablemente usa mariscos congelados, mientras que la cocina de la nonna tres callejones más allá sirve la pesca del día. Para comer como local, busca pizarras con la palabra 'Oggi' (hoy) que listan solo 2-3 productos frescos, como calamares morados o gambas rojas. En Paradiso, sigue las sillas de plástico hasta la Trattoria da Nino, donde chefs de tercera generación preparan atún alalunga en un horno de leña de 150 años. Los viajeros con poco presupuesto deben ir a media mañana, cuando los bares ofrecen conos de papel con 'pesce fritto' (anchoas fritas). Para una experiencia única, pregunta a los pescadores en los muelles de Marotta por cenas 'cucina povera' en sus casas, donde por €25 podrías disfrutar de un menú de cinco platos con pasta de erizos de mar e historias del tsunami de 1957.
Senderos costeros secretos
Google Maps no muestra los antiguos caminos de mulas que conectan estos pueblos, rutas donde olerás alcaparras silvestres antes de ver a otro turista. La mejor caminata comienza detrás de la iglesia de cúpula morada en Ganzirri, pasando por antiguas tonnaras (trampas de atún) hasta llegar a la escondida bahía de Scari en 40 minutos. Los pescadores crearon estos senderos para acceder a torres vigía, dejando escalones de piedra cubiertos de euphorbia amarilla. Familias con niños pueden optar por el paseo plano 'Via dei Mille', que conecta Sant'Agata con Pace y pasa por pozas de marea ideales para snorkel. Los excursionistas serios deben ir los miércoles por la mañana, cuando el mercado de Mortelle aparece como un espejismo en los acantilados, vendiendo higos chumbos y brochetas de pez espada.
Turismo sostenible en pueblos pesqueros
El auge de los tours 'instagrameables' amenaza con convertir los puertos en parques temáticos, pero hay alternativas responsables. En Sant'Alessio, la cooperativa COSPE ofrece talleres de reparación de redes por la mañana, donde aprenderás a tejer flotadores de corcho mientras apoyas la conservación marina. Cada julio, la 'Festa dei Pescatore' en Torre Faro incluye carreras de barcos en miniatura tallados en huesos de atún, un evento que no aparece en las guías turísticas. Para experiencias auténticas, reserva con el Sindicato de Pescadores de Messina, que ofrece lugares en barcos reales (no montajes para fotos), con ingresos destinados a limpieza de puertos. Hasta las pequeñas decisiones cuentan: comprar sardinas en el puesto 'Pesce Azzurro' del mercado de Mortelle apoya a los pescadores locales y te da el mejor almuerzo de mariscos por €3, servido en pan con aceite de oliva recién prensado y orégano silvestre.